miércoles, 23 de octubre de 2013
Mercedes Gallizo exdirectora de prisiones 2004-2011 Presenta su libro y un grupo anti-prisiones denuncia su hipocresia
Mercedes Gallizo: “La cárcel, que está llena de pobres, enfermos mentales y toxicómanos, expresa la desigualdad ante la vida y ante la ley " Esta chorradas tubimos que aguantar...hasta que....
En la tarde de ayer, martes 22 de octubre de 2013, tuvo lugar en el Teatro Principal de Zaragoza la presentación del libro “Penas y personas”, editado por Debate, y cuya autora, Mercedes Gallizo, fue Secretaria General de Instituciones Penitenciarias del estado español durante los años 2004 a 2011. El libro es una composición coral en la que Gallizo retrata la situación actual de las cárceles del estado español, combinando sus impresiones con algunas de las cartas que la población reclusa le envió durante el tiempo que ejerció su cargo.El magnífico hall del gran teatro de la capital del país se quedó pequeño para acoger al numeroso público que asistió al acto. Entre las asistentes resultaba sencillo reconocer a gentes de la cultura y de la prensa oficial, así como numerosos cargos y excargos del PSOE zaragozano. Fue José Luis Trasobares, presidente de la Asociación de la Prensa de Aragón, quien abrió la presentación recordando el pasado de militancia común en la izquierda aragonesa con la autora del libro, y “echando en falta un mayor mordiente ideológico entre sus páginas”.
Encarna Samitier, periodista zaragozana, explicó que “se trata de un libro especial que permite a la lectora acceder a un territorio normalmente vedado”, para la periodista “Gallizo durante su mandato al frente de Instituciones Penitenciarias, con una población reclusa que superaba las 70.000 personas, tuvo intención de transformar este sistema”, y recordó como la autora “ya en el 2004 tenía un programa claro: reinserción y custodia”, también explicó que “el libro apunta muchas de las claves de la vida carcelaria a través de las experiencias relatadas en las cartas de las personas presas”.
Por su parte, Carlos Carnicer, zaragozano, ex decano del Colegio de Abogados de Zaragoza y actualmente miembro del Consejo de Estado, explicó que gracias a su trabajo en el Servicio de Orientación Penitenciaria entendía que Mercedes Gallizo “intentó hacer un buen trabajo cumpliendo el reglamento penitenciario, destacando sobre todo la importancia del ‘trabajo’ como herramienta de reinserción y rehabilitación”, también destacó que “siguen fallando las medidas de apoyo al salir de la cárcel -las ayudas económicas pueden tardar más de tres meses en hacerse efectivas-”, narró de forma coloquial dos experiencias, una fallida, el proyecto de confección de togas dentro de las prisiones, y otra más exitosa, la tramitación telemática de documentos administrativos. Concluyó haciendo un alegato a “la necesidad de cumplir y fortalecer el estado de derecho. El sistema es duro, a veces inhumano, pero debe cumplirse, tanto como deben atenderse las demandas de las personas presas”.
Ya en su turno de palabra, Mercedes Gallizo explicó que “he querido dar voz a los internos y que se valore el trabajo de los funcionarios. Tengo la convicción de que el sistema penitenciario es capaz de reinsertar”, continuaba diciendo que “es un libro de aristas, de hechos y sentimientos. Los delitos hacen daño a la sociedad e individuos, a veces sin posibilidad de reparación, sin embargo hay que saber que tras cada delito hay personas muy dañadas. Las prisiones están llenas de pobres, excluidos, enfermos mentales y un alto número de toxicómanos, pero a veces cerramos los ojos ante los problemas de la sociedad”.
En este momento del acto de presentación Mercedes Gallizo fue interrumpida por una persona del público reclamando que “se os llena la boca de estado de derecho, pero poco hacéis por los presos y presas. Te apoyamos en su día pero tu no has cumplido”, ante la expectación generada otras personas tomaron la palabra para recordar que “durante tu mandato al frente de las prisiones se han producido graves casos de irregularidades, malos tratos, e incluso de vejaciones y torturas, que ni atendiste ni mencionas en tu libro, como por ejemplo el caso del ex Subdirector de Seguridad de la prisión de Nanclares de la Oca, condenado a 2 años de prisión -que no está cumpliendo- y 12 de inhabilitación por haber sido declarado culpable de haber hecho ofertas de índole sexual a dos mujeres presas que se encontraban bajo su custodia”.
Aunque en un principio Mercedes Gallizo parecía dispuesta a dialogar con quienes le interpelaban rápidamente contestó que “esto es una presentación de un libro y no un debate”, sin embargo otras asistentes le recordaron otros casos, como los recogidos en los informes oficiales del Comité para la Prevención de la Tortura del Consejo de Europa -CPT-, donde se destacan casos de masificación, insalubridad, malos tratos, vejaciones y torturas. Así, sobre posibles situaciones de malos tratos, los enviados europeos muestran su alarma por casos concretos. Como el centro penitenciario Puerto III en Cádiz, donde detectaron una “tensión palpable, los presos manifestaron miedo a sufrir represalias tras las entrevistas con los delegados y todos los reclusos entrevistados denunciaron malos tratos”. El Comité recomienda investigar el caso de un preso atado a la cama de la enfermería durante horas en abril de 2011, como ejemplo de la barbarie.
Es entonces cuando una parte de la dotación policial que permanecía en las puertas del teatro entró en el mismo para desalojar sin mayores incidentes a una decena de personas -aquellas que parecían con más ganas de interpelar a la ex Secretaria General de Instituciones Penitenciarias-, aunque antes otra de las personas del público tuvo tiempo para recordar el caso de Noelia Cotelo, que si bien parece que escapa al tiempo que Gallizo permaneció en el cargo no deja de ser alarmante.
Una vez situadas en el exterior del teatro las personas que habían intervenido fueron identificadas y “acordonadas”, aunque se les explicó que ni la policía ni la organización del evento cursaría denuncia alguna. En el interior, Mercedes Gallizo retomó su discurso en el punto donde lo había dejado sin hacer ninguna alusión a lo ocurrido y concluyó su intervención explicando que “en mi trabajo en la Secretaria quería cambiar las prisiones por que la desesperanza es la peor de las desigualdades. Pero aprendí la importancia de los pequeños cambios”.
Con el acto, ahora sí, definitivamente concluido, y con el grupo de activistas por los Derechos Humanos acordonado por la policía, algunas de las personas que iban saliendo del teatro mostraban su acuerdo por lo expuesto por estas, mientras que otras les recriminaban -educadamente- “su forma de ejercer la libertad de expresión”. Las activistas mientras repartían -aprovechando los ‘huecos’ que dejaban los policías- una octavilla firmada por la Iniciativa Ciudadana Contra Las Macrocárceles con el siguiente texto:
Mercedes Gallizo 2004-2011. Personas sin Pena y Pena de Personas
Que en el estado español se encarcela a los pobres y que es el estado con la tasa relativa de personas en prisión más alta de toda Europa no es algo que haya descubierto Mercedes Gallizo, antes de que llegara a instituciones penitenciarias los grupos antiprisones que nos oponíamos a la apertura de las macrocárceles ya lo explicábamos bien clarito. Sin embargo ella siguió apoyando la política de apertura de macrocárceles por todo lo ancho del Estado español, que en nada responde a la frase de su admirada Concepción Arenal, “abrid Escuelas y se cerrarán cárceles”. Más bien “abrid macrocárceles y haréis negocio”. No olvidemos que el plan de macrocárceles se ideó por el partido socialista en pleno boom del ladrillo y que sólo ha servido para generar más sufrimiento e invisibilizar más todavía las prisiones y las personas que están dentro. Si humanizar las cárceles para usted es llenarlas de personas, la felicitamos porque durante su mandato estuvieron a reventar.
Con el acceso al cargo en 2004, las personas presas, sus familiares y los colectivos que llevaban años luchando por el cumplimiento de los derechos fundamentales dentro de prisión albergábamos la única esperanza de que “la Gallizo”, hiciera cumplir la ley. La Ley Orgánica General Penitenciaria fue la primera ley aprobada en la democracia, en cuya redacción participaron políticos que habían sufrido la pena de prisión durante la dictadura y conocían los horrores que no se debían volver a cometer. Esa ley recoge artículos tan sencillos de cumplir como el 19.1: “Todos los internos se alojarán en celdas individuales”, o el 6.3: “Ningún interno será sometido a malos tratos de palabra u obra”. Por eso cuando tras sus 8 años en la Dirección General de Instituciones Penitenciarias nos presenta este libro que, según ella, pretende ser un reflejo de la realidad penitenciaria y un repaso de su aportación a la humanización de las prisiones, no nos podemos quedar calladas. ¿O acaso no le han llegado cartas de las personas que están en primer grado en régimen de aislamiento pasando más de 20 horas diarias encerradas en sus celdas, a cientos de kilómetros de sus familias, consumiendo una barbaridad de psicofármacos suministrados por la institución y como toda actividad tratamental un sudoku o unos puñetazos a un saco de boxeo?
Echamos de menos en este libro testimonios de personas presas que dentro de las prisiones españolas han sufrido los malos tratos y las torturas. Nos extraña sobre manera, ya que esta realidad sí ha sido denunciada hasta la saciedad por los organismos internacionales encargados de proteger los derechos humanos. Sólo un ejemplo: el Comité Europeo de Prevención de la Tortura en la visita que realizó al estado español en 2011 hace recomendaciones tan escalofriantes como la que recogemos bajo estas líneas:
“La delegación observó que las recomendaciones que el CPT había realizado en su informe de la visita de 2007 no habían sido aplicadas por completo y que de nuevo, antes de recurrir a la inmovilización, no se habían agotado otros medios para conseguir el objetivo deseado. Es más, la inmovilización se llevaba frecuentemente a cabo durante largos períodos sin que ésta estuviera acompañada de una adecuada supervisión (párrafo 58).
En el Módulo 15 del Centro Penitenciario de Córdoba, la delegación observó que se ataba a los presos a un bloque de cemento sobre el cual había un fino colchón, sujetando las muñecas y tobillos con esposas de metal a unos aros situados a los lados del bloque 82. La sala, conocida tanto por el personal como por los presos como “la piedra”, había adquirido una angustiosa fama como lugar de castigo. La delegación del CPT invocó el art. 8, apartado 5 de la Convención e inmediatamente se pronunció sobre la situación reclamando que las autoridades españolas dejasen de utilizar el bloque de cemento en cuestión, así como que se debía recordar a todo el personal de prisiones que las esposas no debían utilizarse para sujetar a los reclusos a una cama” (párrafo 59).
Usted habla de personas y penas, y durante su mandato lo que ha seguido habiendo es personas sin pena, en las cárceles ha seguido habiendo malos tratos y tortura, vulneración de derechos de manera sistemática, muertes, y los torturadores han seguido saliendo impunes.
Por eso nos parece una pena que siga habiendo personas que, como Mercedes Gallizo, vivan de la figura de la persona presa como un pobre desgraciado que necesita de nuestra compasión para así poder ser salvado. Quizá si se empezase hablar en otros términos sobre las personas presas, en los que se hable de dignidad y respeto a los derechos humanos, empezaríamos a deshumanizar las cárceles, a vaciarlas y buscar otra forma de solución a nuestros conflictos que no pase por encarcelamiento en masa de las personas con menos recursos,
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Este es una hija de la gran puta torturadore, como todxs lxs q pasan x IIPP, torturadora, asesina y encima lucrandose aún más de las personas presas en el q se presenta como una aperturista, TORTURADORA, ASESINA HIJA DE LA GRAN PUTÍSIMA.
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